El Papa aseguró que la deuda externa "se convirtió en un instrumento de control"
En el texto titulado "Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz", Francisco subrayó que "cada uno de nosotros debe sentirse responsable por la devastación a la que está sometida nuestra casa común".
En su mensaje para la 58ª Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el próximo 1 de enero, y que el Vaticano publicó este jueves, el Papa Francisco subrayó la necesidad de que cada uno deba "sentirse responsable" para poder cambiar el mundo y construir la paz, pero también hizo referencia a la deuda externa de muchos países "que se ha convertido en un instrumento de control" de los países ricos sobre los menos pudientes.
En el texto, titulado "Perdona nuestras ofensas, concédenos tu paz" dirigiéndose claramente a Dios, Francisco subrayó que "cada uno de nosotros debe sentirse responsable de algún modo por la devastación a la que está sometida nuestra casa común, empezando por esas acciones que, aunque sólo sea indirectamente, alimentan los conflictos que están azotando la humanidad". Y añadió: "Me refiero, en particular, a las disparidades de todo tipo, al trato deshumano que se da a las personas migrantes, a la degradación ambiental, a la confusión generada culpablemente por la desinformación, al rechazo de toda forma de diálogo, a las grandes inversiones en la industria militar".
Al comienzo de este nuevo año "queremos ponernos a la escucha de este grito de la humanidad para que todos, juntos y personalmente, nos sintamos llamados a romper las cadenas de la injusticia (...) Hacer algún acto de filantropía esporádico no es suficiente. Se necesitan, por el contrario, cambios culturales y estructurales" duraderos.
Francisco insistió también en que los bienes de la tierra no están destinados sólo a algunos privilegiados, sino a todos. Sobre la deuda externa subrayó: "No me canso de repetir que la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control a través del cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar de manera indiscriminada los recursos humanos y naturales de los países más pobres, a fin de satisfacer las exigencias de los propios mercados".
Y teniendo presente entre otras cosas que la contaminación ambiental es producida principalmente por los países desarrollados (Estados Unidos en primer lugar), con mucha clarividencia el Papa destacó además que "la deuda ecológica y la deuda externa son dos caras de una misma moneda, de esta lógica de explotación que culmina en la crisis de la deuda" y que "diversas poblaciones, más abrumadas por la deuda internacional, también se ven obligadas a cargar con el peso de la deuda ecológica de los países más desarrollados".
Sobre este tema Francisco concluyó haciendo un llamado a la comunidad internacional para el año del Jubileo, que comienza el próximo 24 de diciembre, para que "emprendan acciones de remisión de la deuda externa, reconociendo la existencia de una deuda ecológica entre el norte y el sur del mundo. Es un llamamiento a la solidaridad, pero sobre todo a la justicia", enfatizó.
Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) difundidos en mayo, solo por dar un ejemplo, de los 10 países más endeudados con el Fondo en 2024, cinco pertenecen a África, tres a América del Sur, uno a Europa y el otro a Asia. En el primer lugar de la lista se encuentra Argentina cuya deuda con el Fondo gira en torno a los 32 mil millones de dólares, seguida de Egipto (11 mil millones de dólares), Ucrania (más de nueve mil millones de dólares), Pakistán (siete mil millones) y Ecuador (seis mil millones de dólares). Los siguen en la lista Colombia, Angola, Kenia, Ghana y Costa de Marfil.
Acciones que pueden restaurar la dignidad
Según Francisco, que citó en su mensaje palabras de San Juan Pablo II en ocasión del Jubileo del 2000, es importante pensar "en una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones". Y esperando que los países ricos reconozcan su "deuda ecológica", el Papa manifestó su esperanza de que "se sientan llamados a hacer lo posible para condonar las deudas de esos países que no están en condiciones de devolver lo que deben".
Y para que no se produzca nuevamente el círculo vicioso financiación-deuda, Francisco dijo además que es necesario "al mismo tiempo , el desarrollo de una nueva arquitectura financiera, que lleve a la creación de un Documento Financiero Global, fundado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos". El Papa argentino, que pidió promover el respeto de la dignidad de la persona y de la muerte natural, instó a "la eliminación de la pena de muerte en todas las naciones".
Por otro lado, Jorge Bergoglio solicitó a los países del mundo "en este tiempo marcado por las guerras" que utilicen "al menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un fondo mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite en los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático".
Francisco concluyó su mensaje deseando "que el 2025 sea un año en el que crezca la paz. Esa paz real y duradera, que no se detiene ante las objeciones de los contratos o en las mesas de compromisos humanos (…) En efecto, la paz no se alcanza sólo con el final de la guerra, sino con el inicio de un mundo nuevo, un mundo en el que nos descubrimos diferentes, más unidos y más hermanos de lo que habíamos imaginado".
En este contexto, Francisco recibió este viernes en el Vaticano al presidente del Estado de Palestina Mahmud Abbas, y le manifestó su esperanza de que haya un alto el fuego y se liberen todos los rehenes lo antes posible, reiterando la condena de todas las formas de terrorismo, y la importancia de alcanzar una solución de dos Estados sólo a través del diálogo y la diplomacia", dijo un comunicado la oficina de prensa vaticana.
La construcción de un nuevo mundo
Los enfrentamientos que producen conflictos no son sólo guerras. En varios países de América latina por ejemplo, los traficantes de drogas y los poderosos que pretenden explotar la tierra en su beneficio, perjudicando a los pueblos indígenas, a los ecologistas y a los defensores de derechos humanos, producen conflictos y matan a la gente con total impunidad. Y en este ambiente poco visualizado por la opinión pública mundial, también es necesario construir la paz.
En este contexto se coloca un proyecto promovido por el episcopado latinoamericano Celam, organizaciones latinoamericanas y por el Vaticano, denominado "Tejiendo futuros, protegiendo vidas", una campaña de solidaridad con los defensores de los derechos humanos y los líderes que cuidan la "casa común", es decir la tierra. Al presentar este proyecto esta semana en el Vaticano, se recordó el asesinato el 14 de septiembre pasado de Juan Antonio López, un ambientalista de Honduras donde se verificaron 18 asesinatos de ambientalistas en 2023.
El proyecto, unido a la campaña "La vida pende de un hilo", busca visibilizar casos emblemáticos de defensores de derechos humanos y ambientales en América latina y el Caribe, amenazados o asesinados por poderosas empresas extractivistas, por el narcotráfico y el crimen internacional. La idea es difundir esos casos pero también poner en evidencia que la democracia está en peligro, dijo el cardenal chileno Fernando Chomalí Garib en la presentación.
La campaña comprende distintas actividades entre ellas conferencias y mesas de diálogo de la que participarán sindicatos y empresarios, escuelas y universidades y también crear una red latinoamericana, explicó la teóloga argentina Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina. "Hoy se habla de dos conflictos mundiales. Pero en el mundo hay otros 57 de los que no se habla. Los otros conflictos son los narcos y toda la gente que ellos matan", concluyó el cardenal brasileño Jaime Spengler.